Leí el poema y sentí que cada palabra pedía un tono orgánico y lúdico. Para transmitir esa sensibilidad, recurrí a recortes de tipografías vintage:
Pasé horas en bibliotecas y en colecciones personales buscando en revistas y libros antiguos.
Me interesaban especialmente los trabajos de Art Nouveau —afiches y anuncios donde la letra se vuelve ornamental— porque su carácter fluido y decorativo encajaba con la feminidad del texto.
Cada letra, cada fragmento, fue elegido a conciencia: nada fue azaroso, sino un pequeño hallazgo que aportara cuerpo y voz al poema.
Pasé más tiempo buscando el material adecuado que diseñando el fanzine. Aprendí que, para contar esta fusión de guaraní y español con sensibilidad femenina, la selección de la letra fue tan decisiva como su disposición. El resultado es un objeto con una gran impronta de feminidad orgánica.
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